Cuando en el verano de 2006 el Tajo dejó de fluir a su paso por Talavera de la Reina, la indignación social se unió en torno a la defensa de un río ya de largo maltrecho. Este triste episodio sirvió de catalizador para que un grupo de gente comenzase a estructurarse en torno a un deseo común, el de recuperar un río vivo para su cuenca.

Naturalistas, escritores, abogados ambientalistas, profesores universitarios, piragüistas, pescadores, ecologistas, todos ellos ciudadanos comprometidos, configuraron los inicios de esta Red Ciudadana que ya nació ibérica e internacional. Lo hicieron con un manifiesto que ha servido en numerosas ocasiones tanto para evocar sentimientos de solidaridad con el río como para esbozar los rasgos de esa Nueva Cultura del Agua. Con la celebración de las Primeras Jornadas por un Tajo Vivo en Talavera de la Reina en Mayo de 2007 comenzaron todos ellos una doble y difícil reconquista.  

Reconquista de dignidad primero, que se vería aquilatada el 20 de Junio del 2009 con la multitudinaria reivindicación por el Tajo en las calles talaveranas. Y reconquista de derechos después.

La complicidad de interesados silencios había hecho que el río dejara de ser río y que tras tres décadas de olvido, sus ribereños se resignaran a la pérdida de sus fuentes, de sus playas, de sus baños, de su pesca, de sus huertas, de sus crecidas, de sus estiajes, de su ruido, de su corriente y de su vida. Así pues, la reconquista de estos derechos marcó su agenda y fusionó su hacer con el de la Nueva Cultura del Agua, cuyo ideario a modo de manifiesto sirve de marco de adhesión al grupo.

Aquel verano del 2006 comenzaron a buscarse aliados a lo largo y ancho de la cuenca del Tajo. Aunque sin entidad jurídica, se constituyó así la Red Ciudadana por una Nueva Cultura del Agua en el Tajo / Tejo y sus Ríos la cual sigue actualmente estructurando su tejido de adhesiones.Desde 2007, cada año, la comúnmente conocida como Red del Tajo se ha dado cita en un lugar distinto de su cuenca con el fin de trabajar públicamente en forma de jornadas, los temas que en cada momento convenía compartir entre todos sus colectivos y personas adheridas, así como de acordar en forma asamblearia las directrices hasta la siguiente cita. 

A su cuna en Talavera de la Reina siguieron Aranjuez, Sacedón, Rivas Vaciamadrid, Azambuja en Portugal, Toledo… En todos los casos la organización del evento ha corrido a cargo del colectivo más representativo del lugar de acogida y ha contado con un número siempre creciente de participantes. No en vano, año tras año, nuevas adhesiones vienen a engrosar la voluntad y el empeño por recuperar, mejorar y conservar todos los bienes asociados a los distintos ríos que componen la cuenca del Tajo.

Después de siete años de andadura, la Red continúa movida por el mismo empeño, traducido políticamente en conseguir un Plan de cuenca que reconozca que el Tajo dejó de ser excedentario hace mucho tiempo y que atestigüe que hay vida y gentes que nutrir a sus orillas desde la cabecera hasta su desembocadura. Un plan para un rio ibérico que haga suya la filosofía de la Directiva Marco del Agua y los principios de la Nueva Cultura del Agua.

La Red del Tajo es una organización virtual, no jerarquizada sino coordinada por dos personas elegidas en Asamblea, a la que han mostrado su adhesión casi un centenar de colectivos de diversos ámbitos repartidos por toda la cuenca. Todos ellos, vinculados de uno u otro modo a la vida de los ríos, comparten una lista de distribución que les sirve de foro de discusión e intercambio de información. En internet, la Red se visibiliza a través de www.redtajo.es.

Entre los fines de la Red del Tajo podemos destacar los siguientes:

  • Compartir toda la información que en esa defensa produzcan sus miembros.
  • Conocer más y mejor toda la cuenca a través de esa información para moderar y modular la actividad de la Red orientándola a la resolución de problemas proponiendo alternativas.
  • Servir de altavoz y apoyo a las iniciativas de sus colectivos.
  • Reunir en una voz colectiva todas las voces de la cuenca sin que aquella suponga merma alguna de la independencia y autonomía a éstas.
  • Ser foro de discusión de los distintos problemas en torno al agua.

Tratándose de una red ciudadana, la Red del Tajo también lleva a cabo diferentes actuaciones públicas. Unas, de corte activista con las que sensibilizar y llamar la atención de la ciudadanía y de los medios de comunicación; otras, de carácter más académico, como las Jornadas Universitarias del Tajo en la UCLM y la publicación de un libro a raíz de esta actividad.

Además a título particular numerosos grupos miembros de la Red tienen frentes del agua abiertos en toda la geografía de su cuenca. Los hay de corte universitario, deportivo, jurídico, político y de movilización social. La Red suscribe y se hace eco de muchas de estas iniciativas de grupos individuales que con su gran labor dan consistencia a la urdimbre ciudadana por el Tajo.

La realidad del Tajo es esa otra Red, la del Silencio 

La realidad del Tajo es que sus aguas de cabecera son desviadas a la cuenca del Segura donde se almacenan para subvencionar regadíos de alto rendimiento que priman políticamente sobre los intereses de subsistencia de la propia cuenca cedente. Al Tajo se le cifran excedentes para poder justificar cesiones que son inviables medioambiental, social y económicamente. Porque, ni la regla de explotación del trasvase se ajusta a la realidad de agua existente, ni los costes reales del agua trasvasada son repercutidos en los usuarios finales.

Desde Aranjuez el Tajo llega al Jarama, agonizante  y es en el entroncamiento de ambos ríos donde asistimos a la suplantación del Tajo por el Jarama.

El Eje Aranjuez, Toledo y Talavera de la Reina trabaja con mínimos insostenibles de caudal y calidad de aguas. Sin embargo, la gestión del Tajo es tal que se articula para que precisamente éste muera en Aranjuez y a partir de ese punto, la cuenca se nutra de los vertidos del mal saneado Jarama. Nuestro Tajo llega extenuado pues a Toledo y moribundo a Talavera. Sin obligaciones de caudal en  esta última, el Tajo puede seguir muriendo en Aranjuez para así generar artificiosos excedentes en cabecera.

A este panorama poco halagüeño no le ayuda la gestión del Alberche que a su vez se construye no para verter al Tajo como un tributario sano sino para abastecer una inclemente demanda de Madrid, ese Madrid temeroso de reivindicar el Tajo para sí por miedo a detraer los excedentes que por omisión genera en cabecera.  Así, sangrando al Alberche cada vez es más difícil  satisfacer la demanda histórica de regadío a través del canal del Alberche en tierras talaveranas y por ende, menos agua de este afluente desemboca de forma natural en el Tajo a su paso por Talavera.

La guinda del Tajo son las grandes presas de los embalses hidroeléctricos que jalonan el río, sobre todo en su último tramo antes de llegar a la frontera portuguesa y que determinan a su antojo la necesidad de los flujos.

Por su parte, los ribereños del Tejo al otro lado de Cedilho son conscientes no sólo de que, hasta un tercio del agua de este río ibérico es desviada antes de llegar a Portugal, sino que, con estupor, ven agua sobrante que justifica sucesivos trasvases anuales al levante por encima mismo de los flujos que recibe la propia cabecera y sin embargo, tienen condicionado su régimen de caudales al antojo de la gestión del río por la presión hidroeléctrica en la parte española. Las voces de la Rede do Tejo lo que piden es regularidad en los flujos a la hora de España cumplir con los Acuerdos de Albufeira. No les sirve recibir lo que les es debido de una sentada en marzo o no recibirlo en septiembre bajo excusas de sequía cuando aparentemente el Tajo es excedentario. Pero tal es la incógnita sobre caudales disponibles que hasta el propio Plan de cuenca del Tajo en Portugal ha sido aprobado con total desconocimiento de este dato.

Esta falta de regularidad en los flujos del Tajo portugués se hace patente por ejemplo en los numerosos bajíos y arenales en los que se ahoga, empobrecida, la ancestral cultura Avieira a su paso por Alpiarça, Vila Nova da Barquinha o por Santarém, desde cuyo castillo el ancho Tejo exhibe escasos regueros, abriéndose paso entre las apretadas arenas de su lecho. Los barcos Varinos, los Cavalos lusitanos y la riquísima vegetación de los Mouchões de Azambuja a las puertas del Mar de la Paja necesitan de la dinámica del estuario y de un Tajo limpio y trapío que cada vez lo es menos. El uranio fronterizo,  la proximidad de la nuclear Almaraz y la reciente fiebre de construcción de barragens (presas) son otros de los frentes abiertos y compartidos desde la Rede do Tejo.

Asimilar un río transfronterizo en su globalidad es una obligación no sólo de la ciudadanía de sus orillas sino de los responsables de su conjunta gestión.