Del pensamiento del materialismo hidráulico al enfoque ecosistémico de la Directiva Marco del Agua.

La aprobación de la Directiva Marco del Agua (2000/60/CE), en el año 2000, ha supuesto un profundo cambio en la manera de gestionar el agua y de entender nuestra relación con el medio hídrico. Uno de retos fundamentales que plantea la DMA es precisamente el cambio de mentalidad en la gestión del agua. Para afrontar, con éxito, ese cambio de mentalidad es necesaria una gran labor de pedagogía social así como una crucial corresponsabilización de todos los agentes sociales interesados. Uno de los factores que dificultan más este cambio cultural, es la pervivencia de un lenguaje cargado de  tópicos del agua.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española al referirse al término “tópico”, lo hace de la siguiente manera: “perteneciente o relativo a la expresión trivial o muy empleada”, “expresión vulgar o trivial”. En realidad, el tópico no necesita lógica y es aceptado socialmente sin cuestionar el planteamiento que lo sustenta. El tópico carece de fundamento científico y es interiorizado por el individuo como un concepto preconcebido que es asumido, desde la necedad, sin reflexión previa. Su utilización en el lenguaje ha condicionado un tipo de pensamiento unidireccional, que en el caso de los temas relacionados con el agua, ha servido para generar una manera de pensar que ha encubierto la realidad y que ha contribuido a generar un modelo de pensamiento, fundamentalmente estructuralista,  según el cual el agua ha sido considerada como un simple recurso económico al servicio de la producción, entendiendo que su fin no es otro que el de generar riqueza.

Algunos autores, como el profesor Ramón Llamas, al referirse a esta cuestión lo hacen utilizando el término hidromito “…Entendemos por hidromito aquella idea errónea desde el punto de vista práctico, sobre algo relacionado con el agua, y que está ampliamente difundida entre el gran público e, incluso, entre gran parte de la comunidad científica y de la Administración Hidráulica. Se trataría de una especie de axioma que prácticamente se toma como un hecho cierto sobre el que no cabe la discusión. La amplia difusión de estas ideas se debe, principalmente, a que tienen un cierto fundamento en algún hecho real que es interpretado de un modo sesgado y parcial…” (En “Conocimiento, educación e información sobre las aguas subterráneas en España. LLAMAS, 1997). En realidad se estaría haciendo referencia a mitos sobre el agua y, en este sentido, el diccionario de la Real Academia define mito como cosa inventada por alguien que intenta hacerla pasar por verdad”.

En realidad, la pervivencia de estos tópicos entre la ciudadanía no han hecho sino favorecer el enmascaramiento de los verdaderos problemas que giran entorno al mundo del agua. Hoy en día, el poder mediático de los medios de comunicación, ha facilitado que el lenguaje de los tópicos del agua se haya extendido con facilidad al conjunto de la sociedad. De la misma manera que el conocimiento científico puede ser  expresado y comunicado por los medios, el no-conocimiento puede hacerlo también con la misma profusión y contundencia (KUNDERA, 1987). Este mismo autor lo expresa de la siguiente manera: “…el irresistible incremento de las ideas preconcebidas que, una vez inscritas en los ordenadores, propagadas por los medios de comunicación, amenazan con transformarse pronto en una fuerza que aplastará cualquier pensamiento original e individual y ahogará así la esencia misma de la cultura europea de la Edad Moderna…”. El problema principal se manifiesta cuando el lenguaje de los tópicos se apropia de la verdad y al poder le interesa seguir manteniendo la ignorancia en la sociedad, en beneficio de sus propios intereses. En este sentido podemos decir que algunos de estos falsos paradigmas han sido utilizados para justificar la política de aguas fundamentada en el estructuralismo hidráulico. Pero en una sociedad moderna con mayor sensibilidad ambiental, los tópicos no pueden ser utilizados como coartada para seguir manteniendo políticas de aguas que supongan una mayor degradación del medio hídrico.

Con todo ello, los tópicos y/o hidromitos se han convertido en acepciones semánticas aceptadas socialmente como válidas, debido a las inercias históricas e institucionales, a un cierto grado de ignorancia existente y a los intereses de determinados grupos de poder, pero que nada tienen que ver con la realidad científica y social. Son falsos modelos de pensamiento o paradigmas que urge cambiar para avanzar hacia una Nueva Cultura del Agua. Sin duda, el mantenimiento y el uso de estos tópicos del agua, es el principal obstáculo para poder avanzar en la construcción de un nuevo modelo de pensamiento social que permita instaurar una nueva ética hidrológica y una Nueva Cultura del Agua.

El lenguaje de los tópicos, los fluviotópicos

En la siguiente tabla se presentan y destejen algunos de los tópicos, relacionados con el agua, que mayor calado tienen en la sociedad.

TÓPICOS DEL AGUA

DESHACIENDO TÓPICOS

Nuestros recursos, nuestros ríos

Los ríos no son nuestros, son un patrimonio de naturaleza que hemos recibido en herencia y debemos utilizar en usufructo con el compromiso de conservarlos, cuidarlos y protegerlos para que las futuras generaciones puedan disfrutar de ellos

El problema del agua

El problema es nuestro y, fundamentalmente, es un problema de gobernanza y del modelo socioeconómico vigente que, a todas luces, se muestra insostenible con la conservación del medio natural

La tecnología y la eficiencia resolverán el problema del agua

La tecnología y la eficiencia son dos cuestiones fundamentales de la nueva gobernanza del agua, junto con el ahorro y la conservación, pero no siempre son sinónimo de gestión sostenible y no siempre suponen un beneficio directo para los ecosistemas fluviales

El agua de los ríos es de dominio público hidráulico, es de todos

El agua y los ríos, en teoría, sí son de todos pero, en la práctica,  son más de unos que de otros, especialmente de quienes ostentan una concesión administrativa

El agua es un recurso productivo del que hay que sacar provecho. No hacerlo es desperdiciarlo

El agua es un recurso natural renovable esencial para el mantenimiento de todas las formas de vida en el planeta del agua (la Tierra). La gestión del agua, como simple recurso económico-productivo, debe dar paso a la gestión ecosistémica, entendiendo que el agua y los ríos alimentan  un complejo  y dinámico ecosistema que alberga vida y produce servicios y beneficios

El agua no puede ser un límite para seguir creciendo. El desarrollo requiere la explotación del medio hídrico

El desarrollo sostenible requiere conservación del medio hídrico. Si no adaptamos el desarrollo a la realidad hidrológica del territorio el agua siempre será insuficiente

Hay que ganar espacio urbanizable y, si es preciso, desviamos o tapamos el río

No debemos seguir creciendo a costa de perder patrimonios de naturaleza y de identidad del territorio, como son los ríos, verdaderos ecosistemas en peligro de extinción

No pasa nada si nos quedamos sin ríos

Si perdemos los ríos no sólo se pierden todas las formas de vida que dependen de ellos sino que, además, perdemos todos los servicios y beneficios que proporcionan a la sociedad: control natural de las inundaciones, depuración natural de las aguas, recarga de acuíferos, fertilización de las márgenes fluviales, aporte de nutrientes a las pesquerías, mantenimiento de deltas y playas, actividades lúdicas y recreativas, etc. También perdemos el alma del paisaje y todo un mundo de valores socioculturales y emocionales ligados a la vida e identidad de los territorios y las personas

Un río es un canal continuo por el que corre el agua

Un río es un corredor biológico, un ecosistema natural complejo y dinámico que alberga vida

Hay recursos hídricos abundantes pero faltan embalses para almacenarlos. Necesitamos construir más embalses para almacenar más agua y asegurar el abastecimiento

No toda el agua existente en el medio natural debe estar disponible para el uso productivo. Debemos compartir el agua con los ríos y, en muchos casos, devolver el agua esquilmada durante muchos años. La disponibilidad de agua va a depender más de la gestión de la demanda, que del incremento de la oferta, es decir de la construcción de más embalses

La demanda es el motor de la gestión del agua

Las demandas, sobre todo si no están suficientemente justificadas,  no pueden marcar el rumbo de las políticas de aguas. Es preciso conocer los requerimientos ambientales de las distintas masas de agua, con el fin de conocer y respetar los objetivos establecidos por la DMA y llegar a un equilibrio entre los usos productivos y los ambientales

El agua es mía

El agua y los ríos no entienden de fronteras. Es de todos y todos somos usufructuarios de un bien que la Naturaleza dispensa para utilizarlo de manera justa y sostenible.

Agua para todo y para todos (Eslogan utilizado, con frecuencia, para reclamar el trasvase de agua de unas cuencas a  cuencas.)

Se debe garantizar el agua de calidad para el abastecimiento de todas las personas y siempre bajo parámetros de uso razonable que no supongan deterioro ni sobreexplotación.

Agua para todos, SÍ, pero para todo NO.

Agua y futuro

El futuro de la humanidad depende del futuro del agua y por lo tanto el gran reto que tiene la sociedad mundial es conservar y proteger las fuentes de abastecimiento de agua dulce, los ecosistemas fluviales, y garantizar que todos los seres vivos tengan acceso al agua.

El agua es un recurso escaso

El agua, no es escasa ni abundante. Es simplemente, la que es. La Tierra es el planeta del agua. Sus tres cuartas partes están formadas por agua. Hay suficiente agua dulce para satisfacer las necesidades de los, aproximadamente, 7.000 millones de personas, siempre y cuando preservemos su buen estado de salud.

Los problemas de escasez de agua, sólo los resuelve la técnica

No todo lo resuelve la técnica. Es preciso conocer mejor el comportamiento de la naturaleza, sus ciclos, su devenir y sus pautas de comportamiento y, de esta manera, poder encajar en el puzzle nuestro modelo de desarrollo

En el mundo hay crisis del agua debido a problemas de escasez

De manera general, la escasez de agua no es física, sino que está condicionada por un comportamiento social e institucional que urge cambiar. El problema del agua no es tanto un problema de escasez hídrica sino que fundamentalmente es un problema de mala gestión, de falta de instituciones competentes, de un exceso de burocracia, de corruptelas y de vicios adquiridos y, en algunos casos, de falta de inversiones.

La gente se muere de sed, por falta de agua

La gente, normalmente, se muere por beber agua contaminada. La falta de agua potable y saneamientos dignos junto con la quiebra de la salud del medio hídrico, por la contaminación, es la principal causa que amenaza la vida de millones de personas en el mundo

La falta de agua dulce, de calidad, sólo es un problema de los países pobres y subdesarrollados

El problema de la contaminación del medio hídrico amenaza la disponibilidad de agua, también en los países desarrollados. Sólo tendremos suministros seguros y saludables si los ecosistemas fluviales gozan de buena salud.

La falta de agua es la responsable del avance del desierto en la Península Ibérica

Para que se produjera una situación de desertización, entendiendo ésta como un proceso natural de creación de un desierto, sería necesario que la climatología peninsular sufriera un cambio brusco de manera global, condición ésta que evidentemente no se ha llegado a producir.

Uno de los factores que más ha contribuido a la pérdida de masa forestal y suelo fértil agrícola no ha sido la erosión natural, ni la falta de agua, sino la galopante y desordenada transformación de los usos del suelo con fines urbanísticos

El agua es un recurso que está mal repartido

El agua es el recurso natural renovable más importante pero ni es escasa, ni es abundante y tampoco está mal repartida. Es simplemente la que es y está donde tiene que estar, como el sol, las montañas, por que es el resultado de una serie de equilibrios planetarios, que alimentan el ciclo hidrológico y que no debemos alterar más allá de un determinado nivel que, en muchos casos, hemos sobrepasado amplia e irresponsablemente.

Hay ríos a los que les sobra el agua y otros a los que les falta.

A ningún río le sobra agua, como a nadie le sobra la salud. La diversidad ecogeográfica es algo natural propio de las características geoclimáticas del territorio a las que debemos adaptarnos para no quebrar la salud de los ecosistemas naturales. Si no nos adaptamos al territorio el agua siempre va a ser insuficiente

Las aguas de los ríos se pierden en el mar. Es un despilfarro natural que es preciso controlar.

Ningún río pierde sus aguas en el mar. Los ríos son corredores fluviales que vertebran el territorio y sus aguas son el flujo vital que alimenta el rico y variado ecosistema fluvial desde la cabecera hasta la desembocadura, donde deben seguir llevando el agua, cargada de sedimentos y nutrientes, para el mantenimiento de las plataformas deltaicas

Resulta más caro realizar un buen mantenimiento de una red de abastecimiento, que sufragar el coste del agua perdida

Una de las razones por las que no hay una buena cultura del uso del agua en España, es debido al bajo precio que los usuarios pagan por el servicio de abastecimiento de agua. Este bajo coste invita al despilfarro y desde luego no anima a mejorar los sistemas de abastecimiento en los entornos urbanos, como tampoco a modernizar los sistemas de riego en el regadío

Con el paso del tiempo todo pozo se seca o se saliniza

Con una buena planificación y gestión, que regule los aprovechamientos de aguas subterráneas, no deben aparecer problemas de agotamiento de los acuíferos, especialmente, de los de mayor dimensión

España no es un país seco en cuanto a precipitaciones, sino en cuanto a la distribución de agua. La solución pasa por interconectar las cuencas hidrográficas

Hacer de los trasvases la columna vertebral de la planificación de aguas supone un serio riesgo, especialmente en países, como España,  caracterizados por una gran variabilidad climática propia, por otro lado,  de la geografía mediterránea. Llevar más  agua interconectando las cuencas hidrográficas no soluciona nada mientras no se ponga orden en los usos del suelo, se reestructure el modelo socio-productivo, se acabe con el descontrol administrativo y se limite la demanda galopante de agua

Los trasvases son un principio fundamental de solidaridad entre las regiones

Los trasvases no son, en ningún caso, un baluarte de la solidaridad interregional porque no solucionan los problemas de fondo. Probablemente la raíz del problema de los trasvases no es exclusivamente de índole técnica, económica o hidrológica,  es un problema fundamentalmente ético y de conciencia. Expoliarpatrimonios fluviales en una región para satisfacer apetencias de agua en otras regiones, no es solidaridad, es vandalismo

Las sequías son fenómenos extremos, que sólo se pueden solucionar con obras de emergencia.

Los efectos de la temporalidad de las sequías, pueden mitigarse  desde la planificación ordenada de los recursos hídricos y desde la correcta asignación de usos y disponibilidades de agua en el territorio y nunca, como se ha venido haciendo hasta ahora, desde la improvisación puntual con determinadas obras de emergencia. Hay que empezar a gestionar las sequías antes de que lleguen

¿Por qué no hacemos con el agua lo mismo que con otros recursos naturales como el petróleo o el gas y la llevamos de donde sobra a donde falta?

El agua no es comparable al petróleo o el gas. El agua alimenta la vida y cumple una función de naturaleza, allí donde está, que la hacen única e insustituible. Sin agua no hay vida

Los ríos están torcidos y es preciso enderezarlos

Los ríos no están torcidos y, desde luego, no hay que enderezarlos. Son como son, dinámicos y complejos

Los embalses son buenos para los ríos por que los regulan y mantienen el caudal ecológico

Los embalses son una de las mayores afecciones medioambientales que sufren los ríos, amputando y fragmentando el cauce y alterando el régimen natural de caudales. Un río con un embalse deja de ser río

Hay que limpiar los ríos. El problema de los ríos es que están sucios, llenos de piedras,  árboles y vegetación,  por que no se limpian como antes

El río no es una calle que sea preciso limpiar rutinariamente. Es bueno que los ríos tengan vegetación de ribera y también que haya troncos y ramas, de la misma manera que también es bueno que haya piedras, rocas, gravas, cantos rodados, arenas,  encuevamientos, pozas y distintos tipos de corriente. Forman parte del ecosistema dinámico y complejo,  que alberga vida y que lo que necesita es ser gestionado. Las limpiezas deben ser de material que no sea del río: escombros, basuras, plásticos, etc.

Hay que eliminar la vegetación de ribera porque sombrea las cosechas y afecta a la producción agrícola

Se debe conservar y proteger la vegetación de ribera. Cumple importantes funciones ambientales (estabilización de márgenes y riberas, mitigación de las crecidas, filtro verde, control de la escorrentía, pantalla natural contra fenómenos meteorológicos como viento y granizo, refugio de flora y fauna, espacio de biodiversidad y paisaje, etc)

No importa que contaminemos los ríos, las depuradoras se encargarán de descontaminarlos

Desde la concienciación y sensibilización ciudadana, debemos habituarnos a utilizar buenas prácticas en el hogar para frenar la contaminación de los ríos en origen. No utilizar los fregaderos y las tazas del baño, por ejemplo, como vertederos (sólidos, aceites, etc…), ayudará a mantener los ríos con vida. No hacer del río un basurero está en nuestras manos

Frente a la erosión fluvial, escolleras y muros de contención

La erosión fluvial, en origen, no es algo malo y perjudicial, que sea preciso controlar pertinentemente. Es un proceso natural, propio de la dinámica del río y por lo tanto las zonas de erosión cumplen funciones ambientales, como por ejemplo los encuevamientos de las orillas, que crean hábitats favorables para muchas especies. No se deben poner parches con piedras a cada punto de erosión fluvial

Las crecidas de los ríos y las inundaciones son una patología fluvial

Las inundaciones son un fenómeno natural de los ríos necesarias para el mantenimiento y buen funcionamiento del ecosistema fluvial. El río debe tener crecidas con regularidad por que forman parte de su dinámica y sirven para reconstruir el río a sí mismo. Lo mejor que sabe hacer un río es desbordar e inundar las márgenes fluviales.  La inundación es buena para el río y para el mantenimiento del ecosistema fluvial: aporte de nutrientes y fertilización de la vega aluvial

Las inundaciones son catastróficas e imprevisibles

Más que hablar de inundaciones catastróficas deberíamos hablar de construcciones catastróficas. Si ocupamos los dominios del río, tarde o temprano, serán ocupados por las aguas. Las crecidas son fenómenos naturales previsibles. El conocimiento científico,  avalado por ciencias como la Geología y la Hidrología, permite conocer con capacidad de previsión el dónde, cómo y cuándo de una inundación

Hay que luchar contra la amenaza que suponen las crecidas de los ríos y solucionar el problema de las inundaciones mediante la construcción de embalses y obras de defensa como encauzamientos, escolleras, muros, motas de tierra.

Las inundaciones nunca podrán evitarse totalmente, para ello tendríamos que conseguir que no lloviera. Siempre habrá una inundación mayor que la anterior. Debemos convivir con los riesgos y mitigar sus efectos con la ordenación del territorio, asignación de usos del suelo compatibles con la inundación y el apoyo en sistemas de prevención y alerta hidrológica

Las llanuras de inundación son espacios llanos para construir

La vocación natural de las llanuras de inundación es albergar las crecidas de los ríos y laminar, de manera natural, la inundación. Los usos del suelo en estas áreas propensas a ser inundadas con cierta periodicidad, deben ser compatibles con la inundación.

Restaurar un río es hacer un parque fluvial con escolleras, carriles-bici y plantación de árboles

Restaurar un río debe contribuir a mejorar su estado ecológico del tramo afectado y del conjunto del ecosistema fluvial. Restaurar un río debe suponer, en primer lugar,  la eliminación de presiones que generan impactos para permitir que el río se reconstruya y regenere por sí mismo, para lo que es preciso dotarlo de más espacio lateral, de más territorio fluvial. Poner escolleras, carriles-bici y plantar árboles no es restaurar, es hacer un jardín urbano y un río no es esto

Para mejorar la calidad ecológica de un río basta con mejorar el estado y la calidad de sus aguas

Mejorar la calidad físico-química de las aguas de un río es importante, pero también lo son componentes como la  hidromorfología, la vegetación de ribera, etc.

Se debe proteger un río sólo si existe alguna especie emblemática o en peligro de extinción

La protección de un río o tramo de río debe ir más allá de que tenga una determinada especie, objeto de protección. Siendo ello de gran interés, la protección de los ríos debe tener como objetivo la salvaguarda de todas sus funciones y valores ambientales, geomorfológicos, paisajísticos, escénicos, lúdicos, y socio-culturales

La falta de regadío obliga al abandono de las zonas rurales

En la mayoría de los casos,  es la presión urbanística la que lleva al abandono de las explotaciones rurales por que se paga más por el suelo. Con ello, se está perdiendo tejido rural y paisaje y no es precisamente por la falta de regadío sino por el galopante y desmedido desarrollo urbano, especialmente el de baja densidad. El regadío no puede ser la “tabla de salvación” a los problemas del mundo rural, máxime si ello supone dar una vuelta de tuerca más a los ríos. El reto no es tanto la modernización del regadío, sino la reconversión del sector agrario, lo mismo que en su día se hizo con el sector industrial

La eficiencia y modernización de los regadíos es la clave para mejorar el estado ecológico de los ríos

Para que la eficiencia y la modernización de los regadíos sirva para mejorar la salud ambiental de los ríos es condición indispensable que contribuyan a disminuir la presión sobre los ríos. Mientras no existan, por parte de los regantes, compromisos de reducción de las concesiones de agua, que garanticen la liberación de los recursos generados por el aumento de la eficiencia, nada cambiará y la eficiencia y modernización no supondrán que los ríos lleven más agua

Las obras de interés general, nos benefician a todos

Es un concepto que es preciso revisar. Ha sido y sigue siendo el eslogan utilizado por la Administración para financiar, con cargo a los presupuestos generales del estado, obras que pagamos todos y no quienes se van a beneficiar directamente de ellas, como debiera ser. Detrás suele esconderse el interés de unos pocos, generalmente los beneficiarios de tales obras y, muy especialmente, quienes las construyen.

La gestión del agua es cosa de los expertos

La gestión del agua ha dejado de ser asunto propio y único de los expertos y tecnócratas. La gestión del agua debe abrirse a la sociedad y estar presidida por la transparencia y la participación ciudadana. La gestión del agua es cosa de todos

En la gestión del agua sólo deben opinar las “partes interesadas”, es decir quienes tienen una concesión de uso de agua

Quienes tienen una concesión de uso de agua no tienen la exclusividad de la gestión que, a partir de ahora debe ser más participativasocial y democrática y tener cabida todos los sectores de la sociedad, tal y como establece la DMA