Los ríos son ecosistemas muy complejos desde un punto de vista de su estructura y su funcionamiento. Sin embargo, estos ecosistemas son percibidos frecuentemente como meras corrientes de agua que desembocan en el mar. Esta visión simplificada se refleja en gran parte de las políticas de gestión fluvial, enfocadas históricamente desde una óptica fundamentalmente hidráulica, lo cual ha generado una degradación importante de ríos y arroyos. Urge, por tanto, generar en la sociedad un conocimiento ecosistémico de los ríos que se traduzca en cambios de actitudes sobre la gestión de estos ecosistemas. En este punto, la educación escolar debe jugar un papel clave y adquiere un valor especial por ir dirigida a los jóvenes, que se encuentran en las etapas formativas y sobre los que recaerá la toma de decisiones en materia de gestión ambiental en el futuro. En el presente artículo se reflexiona sobre el conocimiento actual del alumnado en torno a los ecosistemas fluviales y su gestión, considerando los avances que se han venido desarrollando en los últimos años en la investigación y conocimiento de los ecosistemas fluviales y su divulgación.

El estudio de los ríos ibéricos desde una perspectiva ecológica, que incluye los diferentes componentes bióticos y abióticos y los procesos que ocurren en el ecosistema, ha experimentado un importante desarrollo en las últimas décadas. La investigación en disciplinas variadas como la limnología, hidrogeología o geomorfología han permitido profundizar en el conocimiento de los ríos -comprendiendo su complejidad funcional y estructural-, las consecuencias de las presiones a las que se encuentran sometidos y las principales líneas que se deben considerar para su correcta gestión. Junto con estos claros avances conceptuales, se ha venido desarrollando una intensa labor de divulgación, llevada a cabo por diferentes entidades, con el objetivo de conseguir un mayor conocimiento y concienciación social en materia de gestión sostenible de los ecosistemas fluviales. Dentro de esta labor, cabe destacar a la propia FNCA, que ha trabajado desde enfoques multidisciplinares y transversales aspectos variados en torno a los ríos y su gestión y ha generado gran cantidad de materiales divulgativos, muchos de ellos recogidos en la presente Guía. Junto con ella, otras entidades como el Centro Ibérico de Restauración Fluvial (CIREF) o diferentes organizaciones ecologistas han trabajado en pro de la conservación de los ríos, llevando a cabo una labor divulgativa de gran relevancia.

En este punto, resulta clave determinar si todo este conocimiento generado se ha transferido a la Escuela. Hay que reseñar que el estudio del agua, de sus usos y de los ecosistemas relacionados es un tema muy presente en los currículos educativos y en los libros de texto. Sin embargo, nos preguntamos si esta dedicación ha permitido que el alumnado haya superado la visión simplificada de los ríos a la que hacíamos referencia, y si se traduce en cambios de actitudes hacia su gestión sostenible.

Existen diferentes trabajos de investigación que ponen en duda esta superación, entre los que destaca, por el número de cuestionarios recogidos -3447 encuestas -, la población objeto de estudio -alumnado de Educación Primaria, Secundaria y Grado en Educación Primaria-, y el amplio ámbito geográfico -6 territorios de la Península Ibérica-, un estudio que presentamos en el X Congreso Ibérico de la FNCA, celebrado en Coimbra en septiembre de 2018 (ver el estudio completo en el apartado de documentación adicional; Ideas del alumnado relativas a los ecosistemas fluviales y su gestión. Una visión latitudinal). Los resultados de dicho estudio ponen de manifiesto que las ideas del alumnado de los diferentes niveles educativos distan de un modelo complejo y ecosistémico de río. Un porcentaje importante de estudiantes carece de una profunda comprensión de los componentes y procesos que tienen lugar en un ecosistema fluvial. Asimismo, se evidencia una concepción materialista del agua, primando la necesidad de su aprovechamiento entre los valores que aportan los ríos a la sociedad.

En efecto, el alumnado muestra una clara simplificación de los diferentes componentes que forman parte del río y las dinámicas que en ellos tienen lugar, lo cual dificulta la adopción de actitudes y medidas de gestión adecuadas hacia dichos ecosistemas. Esta simplificación se refiere tanto a los seres vivos que viven en un río, reduciéndolos en muchos casos a los peces, así como a otros elementos como el bosque de ribera, el sedimento o la madera. El alumnado desconoce igualmente las principales especies invasoras presentes en los ríos ibéricos y su papel decisivo en la pérdida de biodiversidad.

En cuestiones relativas a la gestión fluvial, priorizan actuaciones puramente hidráulicas, muy alejadas de las concepciones científicas en materia de ecología fluvial. Restan valor a impactos de tipo hidromorfológico, como la presencia de embalses para producción hidroeléctrica, continúan priorizando medidas puramente estructurales en la gestión de inundaciones y apoyan los trasvases de agua entre cuencas, incluso para garantizar un flujo continuo de agua en ríos temporales.

Con todo lo expuesto, concluimos que urge desarrollar y poner en práctica diferentes metodologías que traten de revertir las ideas simplificadas y, en algún caso erróneas, que tiene el alumnado sobre los ecosistemas fluviales. Para ello, deben fomentarse proyectos de transferencia de conocimiento y divulgación científica que favorezcan el diseño de materiales educativos acordes a este conocimiento científico y que sean una y otra vez evaluados. Además, se debe incluir la experimentación y el contacto directo con los ecosistemas fluviales con el objetivo de que el alumnado adquiera conocimiento, indague en torno a su estado de conservación y argumente a favor de la conservación de dichos ecosistemas. Estas metodologías educativas deben fomentar la actitud crítica y reflexiva del alumnado respecto a los modelos de gestión del agua, especialmente a nivel local, y del modelo de desarrollo dominante e insostenible, y de ese modo sean conscientes de la realidad geográfica de cada territorio y los recursos disponibles en cada caso.